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Sobre feminización forzada, violencia y BDSM

Hace poco hablé con la etnóloga Fabiola Hernández Arámburo (ENAH) para un trabajo académico. Aquí algunos conceptos de mi autoría vertidos en esa entrevista. Saludos.
 ¿En que consiste la feminización forzada?
Es un juego donde un varón es despojado de lo que le hace “hombre” y “obigado” a vivir lo “femenino”. Superficialmente se le “fuerza” a vestir ciertas prendas y adoptar ciertos modos de moverse y comportarse. Para mí, sin embargo, se trata en lo profundo de ser “relevado” de tener la voluntad y las obligaciones de ser proveedor, fuerte y tener erecciones, a cambio de adoptar una postura receptiva. Esto libera un Alter Ego que permite un descanso a la persona pública y cotidiana (y la expresión de otras dimensiones del ser) y así favorece el equilibrio psicológico, energético y sexual de ese ser humano como totalidad. Eso es para mí; habrá otras formas de verlo.

Platicame un poco sobre el término “forzado”
Es un fetiche donde la excitación proviene de sentir contundentemente un diferencial extremo de poder, sea éste “objetivamente” ejercido o “fantaseado” (en cualquier caso es la experiencia subjetiva del “forzado” la que confirma esa contundencia). “Objetivamente” podría ser mediante la fuerza física, la violencia verbal, el chantaje, el sometimiento mediante humillación, etc. En un contexto de juego por supuesto que este ejercicio parte de un acuerdo (consensual) pero el fetiche implica sentir que es “obligado”, y el valor de ello -desde mi punto de vista- es que anula la resistencia que pudieran ejercer los prejuicios, el Ego, la moral, el miedo, etc.

¿Consideras tú que las prácticas BDSM son violentas? 
No todas ni siempre. Típicamente (y buscando bienintencionadamente cierta corrección política) se consideran opuestos el consenso y la coacción, pero el juego “forzado” implica una coacción consentida. La violencia como uso de la fuerza física es componente típico del sadomasoquismo consensual. En ocasiones el juego pretende precisamente romper límites o tabúes. Por otro lado hay muchos aspectos del BDSM/fetish que no implican esto en absoluto. Creo se corre el riesgo de muchas falacias en el uso del término “violencia”. Habrá que buscar otra forma de teorizar esto. Consentimiento en el uso de la fuerza... eso ocurre aquí (reitero: no siempre). No sería “violencia” en tanto hay consentimiento, pero quitar el término “violencia” dejaría sin nombrar a varias cosas muy interesantes de este campo de paradojas. 

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